viernes, diciembre 15, 2006

El Manual del Caminante - El Titolopochtli -

III. REEDUQUEMOS NUESTRA MENTE NO SE NOS HA EDUCADO PARA ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTROS ACTOS, sino para sentirnos víctimas y condenar a los demás. Así es la sociedad donde el amor deja de ser el centro del existir, y lo mandan a la periferia... Hacer el amor para algunas mentes simples es sinónimo de sexo físico, no pasa de ser un deporte muscular que se juega entre dos o más, pero que no conduce al conocimiento profundo de la persona; después de haberlo practicado, puede venir un distanciamiento y convertirse en perfectos extraños uno para el otro.

El prostíbulo es la más cara evidencia, allí no reina el placer ni la felicidad, sino el mercantilismo, la explotación, la descarga instintiva, el odio al macho; como deporte, allí se falta a las reglas del honor; en la antigüedad había más consideración al rol femenino. LA PALABRA MISMA, SEXO, ESTÁ DESVIRTUADA, ha degenerado hacia una mala palabra, prohibida, pornográfica, despreciada por unos, exaltada por otros, pero siempre con el lastre de esta civilización que renegó de lo sagrado en lo natural. Mucho morbo mental y social rodea a esta energía sutil. Habría que ir con las gentes de la selva, del desierto, del ártico, para recuperar la idea original, el por qué el Dador de la Vida nos otorgó ese poder creador.

CRISOL ALQUÍMICO, COMUNIÓN DE ALMAS, debiera llamarse en el vocabulario iluminador de la Nueva Era, de la cultura que ya se asoma en estos finales de siglo, fin del "viejo mundo", de esta anticuada manera de vivir en medio de enfermedades, contaminación, violencias, desamor, utopías (esperando una felicidad condicionada: "yo seré feliz cuando...", actitud que inconscientemente aplaza la felicidad, en vez de ser felices ya, sin condiciones).

Fuente: Voces de Amerrikua

No hay comentarios.: