viernes, enero 19, 2007

Poesía

MORADA AL SUR

II

Y aqui principia, en este torso de árbol,
en este umbral pulido por tantos pasos muertos,
la casa grande entre sus frescos ramos.
En sus rincones ángeles de sombra y de secreto.

En esas cámaras yo ví la faz de la luz pura.
Pero cuando las sombras las poblaban de musgos,
allí, mimosa y cauta, ponía entre mis manos,
sus lunas mas hermosas la noche de las fábulas.

Entre años, entre árboles, circuida
por un vuelo de pájaros, guirnalda cuidadosa,
casa grande, blanco muro, piedra y ricas maderas,
a la orilla de este verde tumbo, de este oleaje poderoso.

En el umbral de roble demoraba,
hacía ya mucho tiempo, mucho tiempo marchito,
el alto grupo de hombres entre sombras oblicuas,
demoraba entre el humo lento alumbrado de remembranzas.

Oh voces manchadas del tenaz paisaje,
llenas del ruido de tan hermosos caballos
que galopan bajo asombrosas ramas.

Yo subí a las montañas, también hechas de sueños,
yo ascendí, yo subí a las montañas
donde un grito persiste entre las alas de palomas salvajes.

Te hablo de días circuidos por los mas finos árboles:
te hablo de las vastas noches alumbradas
por una estrella de menta que enciende toda sangre:

te hablo de la sangre que canta como una gota solitaria
que cae eternamente en la sombra, encendida:

te hablo de un bosque extasiado que existe
solo para el oído, y que en el fondo de las noches pulsa
violas. harpas, laudes y lluvias sempiternas.

Te hablo también: entre maderas, entre resinas,
entre millares de hojas inquietas, de una sola hoja:

pequeña mancha verde, de lozanía, de gracia,
hoja sola en que vibran los vientos que corrieron
por lo bellos países donde el verde es de todos los colores,
los vientos que cantaron por los países de Colombia.

Te hablo de noches dulces, junto a los manantiales,
junto a cielos,
que tiemblan temerosos entre alas azules:
te hablo de una voz que me es brisa constante,
en mi canción moviendo toda palabra mía,
como ese aliento que toda hoja mueve en el sur,
tan dulcemente toda hoja,
noche y día, suavemente en el sur.


Fuente: Aurelio Arturo - Colombia (1916 - 1974)

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