miércoles, diciembre 27, 2006

El manual del caminante - El Titolopochtli

3.V LOS ESCENARIOS NATURALES SON LAS AULAS DEL CREADOR, SIN CLAUSTROS

El Sendero de la Alta Iniciación requiere constante estudio, una adecuada preparación intelectual; no es un estilo de vida apropiado para el perezoso mental, que prefiere imitar, copiar, repetir. Todo verdadero sendero se dirige a la mente: allí está el infierno (de la ignorancia fundamental) y el reino de los cielos (de la sabiduría real); estos términos de la psicología trascendental antigua se refieren a niveles o estados de conciencia en el sentido de madurez de carácter y concepción acerca del mundo y de la vida. La psicología actual usa otros términos más técnicos en sentido profesional, pero menos profundos, desprovistos de la mitología que hace vibrar la mente en estados distintos al de esas profesiones al servicio de la industria y del comercio.

Estamos a las puertas de la Era del Saber, son tiempos exigentes que requieren preparación, técnica, arte, conocimientos.

Estudiar diariamente, aunque sea una hora; estar al día en el conocimiento, no gastar mucho tiempo en enterarse de acontecimientos negativos que no es lo único que ocurre en el mundo. Lamentablemente, las noticias positivas no reciben suficiente énfasis en los medios de comunicación. No más claustros, todo a cielo abierto, a las Aulas del Creador. No locales, no propaganda, no promesas de grados o poderes. La Iniciación no promete nada ni amenaza NI HALAGA, pues no es política ni religión, en el sentido vulgar de la palabra.

Reunirse para resolver, apoyar, estimular, no para impedir, desanimar o prohibir, o sea, no para manipular las mentes como en las tiranías, sino para estimular la libertad interior, la fe en sí mismo. El dinero es para hacer, no para no hacer, no usarlo como excusa para la inacción. El espíritu de fraternidad universal, de hermandad planetaria, exige reunirse diversos grupos buscando los puntos afines, convergentes, trascendiendo los divergentes, no para divagar ni teorizar, sino con un propósito de renovación humana y planetaria. He allí las Artes marciales del espíritu.

Vayamos a los escenarios naturales, no como turistas ni empresarios, sino como estudiantes y peregrinos de la cultura, a recibir, a aprender, a pedir perdón cual hijos pródigos, a reconciliarse con las Fuentes de la existencia.

Tampoco vayamos a la naturaleza como espectadores, sino como participantes en el misterio de la creación, buscadores de la visión lúcida sobre la existencia, admiradores respetuosos de la vida en todas sus formas, indagadores de la presencia del Gran Espíritu en sus manifestaciones naturales.

Fuente: Voces de AMERRIKUA

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