lunes, febrero 18, 2013

En el caminar









CARTA DE UN LÍDER INDÍGENA GOBIERNOS EUROPEOS


Aquí, pues, yo, Guaiputo Cuahitémoc, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido ha encontrar a los que nos encontraron hace ya quinientos años. Aquí, pues, nos encontramos todos: sabemos lo que somos y es bastante.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron, el hermano usurero europeo me pide el pago de una deuda contraída por Judas, a quién nunca autoricé verdaderamente. El hermano usurero europeo me explica que toda deuda se paga con interés, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo.

También yo puedo reclamar pagos, también yo puedo reclamar intereses. Consta en archivos de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que solamente durante el año de 1503 y 1660 llevaron a San Lúcar de Barrameda 185 kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, que provenían de América. ¿Saqueo? ¡No lo creyera yo!, por que es pensar que los hermanos cristianos faltan al séptimo mandamiento.. ¿Expoliación?! Guárdeme el cielo de figurarme que los europeos, al igual que Caín, matan y después niegan la sangre de su hermano!. ¿Genocidio?, ¡eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas que calificaron el encuentro de destrucción de las indias o a ultras como el doctor Arturo Pietri, quien afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea de debió a la inundación de metales preciosos arrancaos por ustedes, mis hermanos europeos, a mis también hermanos de América. .!No! Esos 185 kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa.



Lo contrario sería presuponer crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir devolución inmediata, sino indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Guaiputo Cuahitémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis para mis hermanos europeos. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron mas que el inicio del plan marsahalltezuma para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por las deplorables guerras contra los cultos musulmanes, defensores del álgebra, la arquitectura, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, una vez pasado el quinto centenario del “préstamo’’ podemos preguntarnos. ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable, o por lo menos productivo, delos recursos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?.

Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron con batallas de Lepanto, Armadas invencibles, Terceros Reichs u otras formas de exterminio mutuo, para acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá (pero sin canal). En lo financiero han sido incapaces, después de una moratoria de quinientos años , tanto de cancelar capital e intereses, como de independizarse delas rentas liquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta ala tercer mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman, conforme a la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar y nos obliga a reclamarles - por su propio bien- el pago de capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos los siglos.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de un 20 por ciento y hasta un 30 por ciento, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del tercer mundo.

Los limitamos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10 por ciento acumulado durante los últimos 300 años. Sobre esta base, aplicando la fórmula del interés compuesto, informamos a los descubridores que solo nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, ambas elevadas a la potencia de 300. Es decir un número para cuya expresión total serían necesarias más de trescientas cifras, y que supera ampliamente el peso de la tierra. ¡Muy pesados son estas moles de oro y plata! ¿Cuánto pasarían calculadas en sangre?.

Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés sería tano como admitir su absoluto fracaso financiero o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.

Tales cuestiones metafísicas, desde luego no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la inmediata firma de una carta de intenciones que discipline a los pueblos deudores del viejo continente; los obligue a cumplir sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagarán con la bala con que mataron al poeta. Pero no podrá porque esa bala es el corazón de Europa.